CAVENAGHI Y SOLE CONCRETARON EN EL ALTAR EL ROMANDE QUE LOS UNE DESDE HACE 10 AÑOS
Pasaron diez años (la mitad de ellos en semiplena o plena convivencia) para darle final con vestido blanco, libreta y altar al noviazgo del ex goleador de River y una rubia kinesióloga de su pueblo, O’Brien. Juntos fueron a Rusia, el destino lejano del jugador cuando dejó su club de origen. Juntos volvieron por no adaptarse. Boda frente al Monumental. “Fer: en este partido no hay cambios. El director técnico es Dios. Y portate bien o Sole te saca la roja.” El padre Dante, párroco de Santiago Apóstol, en Núñez, había comenzado así la ceremonia de bodas de Fernando Cavenaghi, y ésa fue la tónica de toda la velada: informal. Un rato antes, el delantero más carilindo, surgido de las inferiores de River, recibía personalmente a los invitados a la entrada de la iglesia. Pantalón y saco azul francia, camisa celeste, pañuelo también azul con un enorme broche plateado y un jazmín prendido de la solapa. Se lo veía feliz, y no es para menos, minutos antes de casarse con su novia desde hace diez años. “Es lo que uno siempre planea –le dijo a PERFIL poco antes de besar a la novia–: casarse con la chica que amó siempre.” Cavenaghi y la kinesióloga Soledad Ganior se habían casado por civil el miércoles en O’Brien, el pueblo bonaerense en el que que ambos nacieron. El oficio religioso fue el viernes, frente al Estadio Monumental, y la fiesta, en el Sheraton. La luna de miel será en Australia y la Polinesia. Fernando Cavenaghi sorprendió al mundo del fútbol al debutar, con sólo 18 años, en la primera de River. Sorprendió, también, al ganarse un lugar entre los titulares a fuerza de goles. Sorprendió cuando se cansó de romper la red con la Selección sub-20; y también cuando eligió emigrar a Rusia mientras muchos le auguraban un futuro entre los grandes equipos de Europa. Por último, sorprendió al mundo del fútbol cuando, a fines de 2004, fue fotografiado en la popular del Monumental entre Los Borrachos del Tablón, la violenta barrabrava de River. (FUENTE:
http://www.fotolog.com/fer_cavenaghi9/)
-NOTA DEL DIARIO PERFIL-LA INTIMIDAD DE LA FIESTA...

A los 23, el ex delantero de River (actualmente en el Girondins de Burdeos, Francia) se casó con Soledad Ganior, su novia de la infancia. La ceremonia religiosa fue en la parroquia Santiago Apostol, a metros del Monumental, y la fiesta, con 455 invitados, en el Sheraton, show de los Auténticos Decadentes incluido. ¿La luna de miel? En la Polinesia y Australia. Te juro. No estoy nervioso, para nada. Igual, acá (se señala el pecho) tengo como un nudo, algo que no sé bien qué es. Pero no por nervios, sino más bien por felicidad. Me parece que Sole se está retrasando mucho, ¿no? (pregunta mientrás se mueve de un lado para otro, sonríe, y mira hacia la puerta de la iglesia). Nos conocemos desde chiquitos, ¡desde que yo tenía trece años! "Ella es el amor de mi vida. Por eso no estoy nervioso. Porque sé que éste va a ser uno de los días más lindos y recordados de mi vida". A las nueve y media de la noche, la parroquia Santiago Apóstol (a doscientos metros del estadio Monumental) rebalsaba de gente. Y como no había más lugar en los bancos de madera, los invitados tuvieron que pararse hasta detrás de las columnas. Cinco minutos después, el repiqueteo de las campanas, anunciaba la llegada de la novia. en la entrada, con una sonrisa que no se iba a borrar de la cara en toda la noche, el novio, Fernando Cavenaghi, la aguardaba expectante, con un look mezcla informal y chico de pueblo: pantalón y saco azul Francia, camisa celeste, pañuelo en el cuello con un enorme broche plateado, y un jazmín en la solapa. Y mientrás esos segundos se hacían eternos, por la cabeza del delantero del club francés Girondins de Burdeos pasaban las imágenes de Soledad Ganior, aquella vecina de O'Brien (pueblo situado a 250 kilómetros de Buenos Aires, en el partido de Bragado) "su primera y única novia, la de la infancia, la de toda la vida", la chica que en minutos iba a convertirse en su esposa. Y ella ingresa de manera espectacular: vestido blanco con strapless, confeccionado en organza y encaje, con una faja bordada con cristales y canutillos color rosa, y un tul de tres met

ros y medio de largo que se extiende por su espalda hasta los pies; todo by Benito Fernández. Y a las diez menos cuarto de la noche comienzan a transitar la alfombra roja mientrás un órgano, violines, un tenor y una soprano interpretan el Ave Maria: "Fernando, en este partido no hay cambios, el técnico es Dios... y portáte bien, porque Sole te saca la roja", fueron las palabras del padre Dante, que ofició la ceremonia religiosa. Llega el momento del intercambio de anillos, el "Sí, quiero", el "Felices para siempre", y la invitación del esposo, que tomó el micrófono y agregó: "Gracias por estar acá, y los espero a todos en la fiesta".
Y esa fiesta fue en el primer piso del Sheraton Hotel, con 455 invitados que disfrutaron de una recepción de platos fríos: un salad bar, selección de fiambres y quesos y frutos de mar. Obviamente, lo acompañaron muchos ex compañeros de River (excepto, claro, los que estaban concentrados para jugar el día siguiente): el arquero Germán Lux y su novia, la modelo Natalia Forchino, Cristian Nasuti, Martín Demichelis, Ariel Garcé, Javier Gandolfi, Rolfi Montenegro, y futbolistas de otros clubes, como Santiago Raymonda y Héctor Bracamonte. Cuando ya todos los comensales estaban en sus asientos, los novios entraron al salón... ¡en una bicicleta playera! Fernando (que ya había cambiado sus zapatos negros por un par de zapatillas) pedaleaba, y

Soledad iba en una especie de sidecar adosado a la bici. Y ahí, a bailar al ritmo de la Nueva Luna: "Verás que la felicidad no se compra con dinero/ más vale un amor sincero que vivir en soledad...", cantaron a dúo la kinesióloga y el futbolista desde el escenario. Después, un descanso para el plato principal: lomo de ternera con salsa de rosa mosqueta, vegetales orientales y puré tricolor. De postre, helado con merengue, y luego, la típica mesa de dulces. "Siempre soñamos con un casamiento así: ¡bien divertido!, le cuenta Cavenaghi a Gente en medio de la fiesta. "Hace diez años estamos de novios, y estoy muy enamorado. Gracias a ella, a su paciencia, y al amor que me tiene, hoy podemos celebrar este casamiento. Porque se la jugó cuando le pedí que viniera conmigo a Rusia, y ahora estamos viviendo juntos en Francia. Claro que para el viaje que se viene ahora no tuve que insistirle mucho: nos vamos dos semanas de luna de miel a la Polinesia y Australia". Y por fin llega el vals, los paraguas de colores, Soledad que se disfraza de Caperucita Roja, y Fernando, de Lobo Feroz; el baile con Los Auténticos Decadentes y otra vez juntos al escenario a cantar. Hay cotillón, sombreros, papel picado, globos, espuma, y se desata un carnaval. Es que ellos, los novios, los chicos de O'Brien, el pueblito bonaerense en el que nacieron, hicieron todo lo posible para que la diversión durara hasta pasadas las siete de la mañana.(FUENTE
http://www.fotolog.com/fer_cavenaghi9/19664039 )
- NOTA REVISTA GENTE-