28 dic 2006

"Si se la juegan..."


El goleador quiere irse de Rusia y River lo tienta. Por eso, aunque aclara que es difícil, les deja el mensaje a Aguilar y compañía... "Necesito cambiar de aire". No está bien. Aunque sonríe, no logra disimular su estado de ánimo, su angustia por lo que está viviendo en Rusia. Ya había pasado malos momentos, sí, ésos en los que el letón Starkov lo dirigía y a veces ni siquiera lo llevaba al banco. La historia pareció cambiar con la llegada del ruso Vladimir Fedotov, aunque no lo suficiente: hoy no es titular. "A veces me ponen en un partido y en otro, no. Es duro", cuenta un Fernando Cavenaghi más maduro, más melancólico, con nuevo look, que acaba de volver a la Argentina para pasar las Fiestas en O'Brien, su pueblo. "Necesito vacaciones ya", dice. Y su cansancio no pasa tanto por lo físico, sino más bien por lo mental. De hecho, este año las cosas no le salieron como esperaba: jugó tres partidos enteros y sólo metió nueve goles (el último fue el 13 de agosto, al Krylya). Por eso, sus ganas de parar. El tema es saber dónde. "No sé, veremos qué hago el año que viene", dice. Una respuesta que en otro podría pasar inadvertida, pero que en su boca y con River siempre interesado en repatriarlo, hace mucho ruido. Y si bien su idea es jugar en Europa, es evidente que el frío de Moscú no lo tienta. Porque no sólo no se quedó a ver la final de la Copa Davis que arranca el viernes sino que volvió y no tuvo dramas en alimentar el sueño de ser quien ocupe el lugar que puede dejar vacío el Pipita Higuaín. "Mi idea es quedarme allá. Salvo que Israel y Aguilar se la jueguen".
—¿Volverías?
—Lo veo difícil...
—Pero no imposible. —Y... Yo ya les dije a los dirigentes del Spartak que me dejen ir, que si hay una oferta, deseo ser vendido.
—¿Ahora, ya?
—Ahora o en junio. Ya van a ser tres años que estoy en Rusia y es un buen momento para irme. —¿Te enteraste de que en Italia te estaba mirando el Torino?
—No, de los clubes a los que puedo llegar a ir no tengo ni idea. Hace cuatro meses hubo ofertas y me declararon intransferible.
—Va a ser difícil que te liberen, entonces...
—No sé. Yo les planteé que me dejen ir porque necesito cambiar de aire. Quiero ir a un fútbol más vistoso.
—¿Ya no te bancás jugar como único delantero?
—Es difícil. Antes jugábamos con un 4-4-1-1, y ahora con un 3-5-1-1...
—Nada que ver con River.
—Claro. Estaba acostumbrado a otra cosa, a jugar con más delanteros. Por eso es tan complicado. —Se extraña, ¿no?
—Seguro. Pero el balance que hago de este tiempo en Rusia tampoco es tan negativo. Debo ser justo.
—¿Para qué te sirvió?
—Lo usé como un primer paso. Aprendí mucho.
—¿Por ejemplo?
—Que debo meter goles en todos los partidos. Si en uno no convierto o perdemos, la culpa es de los extranjeros. Es simple: el técnico es ruso y prefiere a los de su nacionalidad.
—En River no te pasaría...
—Je, es cierto. Pero bueno, no es fácil. Si no es ahora, será más adelante...
—¿Tu familia qué dice?
—Que está aburrida de no poder verme jugando por televisión. Por eso, también quiero cambiar.